viernes, 4 de mayo de 2012

La aventura de ser maestro. Mi confrontación con la docencia


Mi confrontación con la docencia



Introducción



El maestro  es el agente educativo más valioso para el aprendizaje, en el desarrollo y progreso de los estudiantes que están a su cargo. Es de capital importancia su participación al contribuir a que sus alumnos aprendan, a la vez que desarrollen valores así como competencias y actúen de manera oportuna, pertinente y adecuada en todas las situaciones en las que se requiera su participación.



En un proceso reflexivo  de la historia personal sobre mi experiencia docente, que es reflejo de mis 33 años de servicio en los diferentes niveles educativos, pocas veces nos hemos preocupado por cuestionar lo que hemos hecho en el transcurso, confrontar la realidad  áulica con los fundamentos teóricos que están  presentes en  nuestra formación normalista. Ese cuestionamiento inicia al atrevernos a dar un paso fuera del aula y mirar desde esa nueva posición, meternos nuevamente en el aula y reorientar nuestra acción para que en un proceso reflexivo, en  un ir  y venir entre la teoría y la práctica, se revalore con nuevos elementos lo que hemos estado realizando y actualmente hacemos. El narrar y poder cuestionar la propia práctica profesional es un elemento que permite enriquecer el acto educativo y eleva la acción docente hacia nuevas dimensiones no consideradas previamente.





Desarrollo



El encontrarme con mis compañeros en una interacción positiva y propositiva, en la cual la socialización de las diversas historias personales en la docencia en el nivel medio superior, me permitió fortalecer  y enriquecer mi aportación inicial, el intercambio de esas ricas e interesantes historias de vida profesional que van desde quienes apenas inician en la docencia, así como aquellos que tienen un camino importante andado y han consolidado una experiencia vasta, suficiente  y necesaria para seguir fomentando en sus alumnos habilidades, destrezas, conocimientos y competencias que les permitirán como afirma Esteve,  entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.” Maestros que en un sendero de acción y propuesta  conducen su andar hacia lo que el mismo autor plantea como algo fundamental, el “ser maestros de humanidad”, rescatando “el sentido de la sabiduría.”



Mi experiencia en la docencia en nivel medio superior se remonta al año de 1999 y hasta la actualidad de forma continua. La docencia  en este nivel, la compartimos de manera simultánea con nuestra práctica en educación básica y en posgrado.  Como maestro de grupo de primaria de 1978  al 2000 y como directivo de escuela primaria del 2000 hasta el 2010. A partir del 2007  hasta hoy día como docente en la Maestría en Educación Primaria.



La docencia en el nivel medio superior nunca estuvo aislada de la experiencia en los niveles señalados, cosa que de una u otra forma nos daba posibilidades y márgenes de manejo didáctico y ciertas dosis de certeza en el manejo del contenido y de los escenarios de aprendizaje. Ello no quiere decir en automático que todo fuese manejado con éxito; los escenarios de trabajo han sido diferentes, incluso en el mismo curso con distintos  grupos las actividades varían, el ambiente motivacional, los niveles de atención, así como el manejo conceptual también son diversos, por las características específicas de cada grupo.



En lo personal, considero que no hubo una confrontación entre mi carrera inicial en la Escuela Nacional de maestros con lo que ahora desarrollo en el nivel medio superior; creo que ha sido un proceso de continuo complemento enriquecido en sus momentos por los sustentos teóricos pertinentes. Durante los años de servicio he tenido la oportunidad de trabajar con diferentes grupos de nivel básico y de nivel medio superior  y  superior, éste último en posgrado; ello me ha permitido detectar una gran variedad de realidades complejas que aquejan a la escuelas donde he laborado,  las características y necesidades de cada grupo son heterogéneas, en ocasiones se aprecian ciertas dosis de desinterés de los alumnos por las clases, ello obviamente me inquieta y procuramos que las sesiones sean lo más interesantes posibles, así como lo mencionan algunas de mis compañeras en sus participaciones, hacer de las sesiones clases dinámicas, activas, diferentes a las tradicionalmente pasivas para que respondan a las expectativas de los alumnos.



La práctica educativa es compleja, no es sencilla, lineal ni homogénea, la realidad educativa y con ella los docentes se perfilan en ese mismo sentido, pues hay compañeros sumamente comprometidos como los que interactúan en este curso, pero otros que realmente se encuentran en una zona de confort alarmante, esa realidad está determinada  o marcada por ciertas limitaciones teóricas, metodológicas y prácticas; ello indudablemente provoca en los estudiantes situaciones de franco desinterés, logrando los bajos niveles en las evaluaciones externas a las que nos hemos enfrentado.  La constante preparación que he procurado tener, de una u otra forma me permitió vislumbrar que no puede ser posible que la enseñanza se encuentre en tal situación y me ha permitido  actuar de manera más consciente. Mi incursión primero como alumno de posgrado y después como docente en ese nivel, en la Maestría en Educación Primaria permitió ubicarme en espacios académicos que propiciaron cambios intelectuales cualitativos, que siguen contribuyendo en mi formación profesional. Ese proceso  propició y fortaleció una visión más coherente y congruente con lo que estudiaba inicialmente  y lo que proponía como docente en  posgrado.





Las asignaturas que imparto en el nivel medio superior en la Escuela Preparatoria Oficial Anexa a la Normal de los Reyes Acaquilpan, están estrechamente relacionadas con el perfil profesional que hasta el momento he logrado, en este sentido, las asignaturas que a lo largo de 12 años he dirigido son: Historia Universal, Historia de México, Antropología, Economía, Ética, Análisis de  Problemas y Toma de Decisiones, Creatividad Aplicada y Proyectos Institucionales III. Las seis primeras asignaturas responden al perfil de mi licenciatura en Historia cursada en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de 1984  a 1988; las cuatro restantes se configuran en el marco cognitivo que es la esencia de la maestría en Educación con Especialidad en Procesos Cognitivos de Enseñanza Aprendizaje que cursé en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey Campus Toluca del 2000 al 2003. Lo anterior se complementa con la actividad docente en el posgrado que obviamente sigue fortaleciendo el ámbito psicopedagógico de formación personal.



La base de todo ello se remonta a los estudios realizados en la Escuela Nacional de Maestros, que de 1974 a 1978 me permitió dar mis primeros pasos en esta bella  y noble profesión de la cual me siento orgulloso y satisfecho, ello me motiva aún más para seguir en un proceso continuo y permanente de formación profesional. El estar en este curso que promueve la UPN es un momento más de esa profesionalización, que debe necesariamente  traducirse en prácticas innovadoras que envuelvan a los alumnos, y  en un ambiente de libertad y respeto se pueda avanzar en su preparación posibilitándoles el desarrollo de habilidades, competencias y conocimientos pertinentes para afrontar su realidad. Hoy a mis 51 años de edad me siento con mucho entusiasmo y considero que podemos aportar bastante  en este maravilloso mundo docente. Y sin ánimo de lucimiento personal, y lo digo con toda humildad, coincido en todo lo que afirma Esteve:

Luego, con el paso del tiempo, corrigiendo errores y apuntalando lo positivo, pude abandonar las apariencias y me gané la libertad de ser profesor: la  libertad de estar en clase con seguridad en mí mismo, con un buen conocimiento de lo que se  puede y lo que no se puede hacer en una clase; la libertad de decir lo que pienso, de ensayar  nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos. Y con la libertad llegó la alegría: la alegría de sentirme útil a los demás, la alegría de una alta valoración de mi trabajo, la alegría por haber escapado a la rutina convirtiendo cada clase en una aventura y en un reto intelectual. (Esteve, 2003, p.1)



Después de leer con  detenimiento las aportaciones de mis compañeros, aprecio que efectivamente existen muchas coincidencias, anhelos, expectativas, formas de trabajo, incluso los obstáculos a los que nos enfrentamos en la realidad. Al leer sus narraciones me imagino que el espacio de narración es indistinto, que la problemática educativa no es regional sino que es nacional respecto a los obstáculos que se presentan en la docencia en el nivel medio superior, entre ellos, la saturación de alumnos en los grupos, la carencia de recursos tecnológicos para hacer efectiva el uso de las TICs, las presiones y arbitrariedades de los directivos, la sobrecarga de trabajo administrativa; es coincidente también la gran disposición y energía que dimanan en cada uno de sus centros laborales para hacer de la adversidad oportunidades de crecimiento personal en cada uno de los maestros participantes en el curso. Es deseable que el salón de clases se convierta en un espacio interactivo, en donde alumnos y maestros desarrollen todo su potencial en el proceso de enseñanza aprendizaje, para que los primeros puedan encontrar las posibilidades de aprender significativamente y los segundos desarrollen plenamente sus competencias docentes. 



Cuando el docente desarrolla su trabajo con ética, entonces, el docente está comprometido con los alumnos y su aprendizaje, domina sus temas y sabe cómo enseñarlos, administra y vigila el desarrollo del aprendizaje de sus estudiantes, está siempre con la mente en su acción pedagógica y también aprende en el proceso, pues nunca se deja de aprender, no improvisa, sino que planifica estratégicamente y evalúa de manera congruente acorde a lo planeado. Lo anterior de una u otra forma responde a la esencia del texto de Esteve, así como la de   Carina C. Cabo y con el deber ser que plantean como posibilidad al estar en este curso de especialización la mayor parte de mis compañeros, entre los cuales me incluyo.



Cuando hablamos de profesor, hacemos referencia a un profesional de la educación, entendiendo a las profesiones como la formación académica con fuerte arraigo en un cuerpo teórico disciplinar, avalada por un título, y con autonomía para la toma de decisiones, autonomía basada en el conocimiento teórico y técnico y, además, en el compromiso  (C. Cabo Carina, s/f, p.4)



En el proceso de participaciones en el foro académico durante este módulo, hay múltiples coincidencias, la principal es que la gran mayoría estamos preocupados por hacer las cosas bien, por procurar que nuestra acción didáctica mueva a los alumnos a situaciones diferentes de aprendizaje, independientemente que en su momento, el compañero maestro cuente o no con fundamentos psicopedagógicos; se aprecia que todos tenemos la preocupación de incidir positivamente en los alumnos, desde un amplio abanico de ámbitos: cultural, valoral, conceptual. En ese sentido, las coincidencias van a tono con Litwin en C. Cabo Carina cuando maneja el concepto de buena enseñanza. 





Cierre



El buen maestro –coincidiendo con Esteve, Cabo y compañeros- no espera a cambio de su honesta labor reconocimientos ni prebendas, sino una tranquilidad interior que logra al saber que lo que hace lo hace con gusto, amor y pasión y que ello se refleja en el cambio hacia actitudes positivas de sus alumnos, saber que hemos logrado sembrar en ellos la semilla del cambio, de la ciencia, de la sencillez así como el deseo irrefrenable de superación para que su entorno social sea más justo y obviamente más bello. La satisfacción del deber cumplido.



Algo que he rescatado en el proceso, es la intencionalidad que tenemos los participantes en este curso, por seguir preparándonos, no importa los años de labor docente que llevemos, también, la humildad al reconocer nuestros aciertos así como la decisión de aprender de nuestros errores para superarlos y convertirlos en posibilidades de crecimiento personal  y profesional. La búsqueda de alternativas y estrategias para incidir positivamente en el ánimo y en la motivación de los alumnos. También hay ciertas coincidencias metodológicas en la didáctica que empleamos, si bien es cierto, que aún no hay mucha claridad sobre el enfoque basado en competencias, ya se manejan  ciertos conceptos, e incluso algunas planeaciones se acercan a lo establecido en éste. Es indudable que existe una coincidencia en la búsqueda de alternativas didácticas que nos permitan hacer bien lo que nos corresponde.

Mtro. Agustín Becerra Ovalle

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